Democracia

 Democracia :


“Una sociedad sin lideres no es una sociedad, pues siempre que dos o más hombres forman una sociedad y  viven juntos, no existe tal cosa como un comportamiento sin influjos, sin restricciones, incontrolados.”
F.S. Haiman
La democracia como sistema de gobierno se caracteriza por su estructura vertical comprendida en la representación. Esto implica una interacción global entre gobernantes y gobernados. El proceso comienza con la regla del juego que establece cómo deben resolverse los conflictos;  y esta regla (método) es el principio de mayoría. La finalidad es evitar dar todo el poder a un determinado grupo (mayoritario o minoritario) y distribuirlo lo mejor posible entre éstos.
Para Sartoria la relación mayoría-minoría rige tres principales grupos de significado situados en su respectivo contexto: a) las estructuras y los procesos constitucionales, b) los marcos electorales y de voto, y c) el social sentido amplio.
En el ámbito constitucional la principal preocupación es la minoría con el llamado derecho de oposición. Si se aplasta esta prerrogativa podemos hablar de una tiranía de la mayoría.
En el ámbito electoral el razonamiento adopta un giro distinto: la atención se centra exclusivamente en el principio de mayoría como regla única de juego. La votación  denota aquellos que deben someterse a la voluntad de la mayoría, por lo tanto la minoría no tiene derechos.
Pasando al tercer ámbito, es decir, el significado de la mayoría en el contexto social, la expresión tiranía de la mayoría es característica. Ésta es entendida como la causa que determina al individuo ya no como hombre libre sino como órgano de la colectividad y, por tanto, a nombre de una función. La tendencia  de la sociedad  a imponer sus propias ideas y prácticas encuentran en el principio de la mayoría un principio de legitimación. El estado democrático es el resultado, pues, de un atropello de los derechos de los ciudadanos y de atribuir aquéllos a una voluntad general, a una soberanía popular única e indivisible. Formalmente el individuo nada pierde, ya que debe encontrar como miembro de esa soberanía todo aquello que pierde como particular. Sin embargo en  la práctica esta equivalencia es aparente y engañosa. Para que subsistiera de hecho, se necesitaría que la voluntad general y la voluntad de cada uno coincidieran exactamente, esto implica la neutralización de todas las diferencias individuales. 
La voluntad general no es más que la voluntad de la mayoría numérica, la omnipotencia de la mayoría es el corolario práctico de la democracia y el respeto formal de los derechos de las minorías carece de aplicación.



En la democracia procidimental
EDUARDO SANGUINETTI  - (Filósofo)
El concepto de democracia como portadora de valores dice representar: igualdad de oportunidades, derechos humanos, libre expresión, igualdad ante la ley. Pero por otro, muestran a las claras que no existe una teoría unificada de la democracia: nombres como Rousseau, Burke, Paine, Hamilton, Tocqueville  son expositores incuestionados y no concordantes entre sí.
Esta carencia, esta falta de una teoría de la democracia no ha sido hasta ahora, suficientemente puesta de relieve. Ello permitió, como sucedió con los gobiernos marxistas o las diferentes dictaduras en América, que los regímenes antidemocráticos se hayan aprovechado de esta falta de una teoría unificada de la democracia para presentarse como tales. Sea como democracias populares en el caso del comunismo, sea como democracias fuertes en el caso de los dictadores.
Mucho se ha escrito acerca de los rasgos diferenciales de los dos concepciones de democracia: la liberal y la social, y creo no vale la pena abundar en ello. Pero hay algo en lo que ambas coinciden, más allá del sistema electoral: un hombre un voto: un voto "obligatorio" (aberración que esclaviza al ciudadano harto de corruptela a concurrir a las urnas a votarse a sí mismo pues la oferta de candidatos es espantosa, y una pena caerá sobre él si así no lo hace), y es que ambas predican la realización, la plasmación de valores tales como soberanía popular, derechos humanos, igualdad de oportunidades, libre expresión, etc. Y estos valores, han sido causa de grandes luchas políticas en busca de su implementación. Pues bien, asistimos a un cambio sustancial del concepto de democracia, ella dejó paulatinamente de lado ese núcleo vital de valores a preferir, para reducirse a una maquinaria de gobierno, a una democracia procedimental. Ya no más predicación de valores, lo que supone preferir lo sustancial y posponer lo aleatorio. Para esta nueva democracia sólo vale que el procedimiento sea coincidente con el sistema de normas. La corrupción que pulula por todas partes se produce cuando el sistema normativo cae en desuso. Nos hemos transformado en sociedades anónimas. No interesa ya que 15 millones de argentinos o 200 millones de iberoamericanos o toda el Africa subsahariana vivan debajo de la línea de pobreza, lo que interesa es que el "procedimiento democrático" se cumpla. Esto es la democracia reducida a maquinaria procesal.