La dictadura se define más como una forma de Estado que como una forma de gobierno. Así fue teorizada por C. Schmitt, que la presentó como la alternativa conceptual de la democracia. La variedad de dictaduras, es decir, de regímenes que no se adecuan al modelo de la democracia representativa y del estado de derecho, ha llevado a establecer tipologías de acuerdo con distintos criterios, no excluyentes entre sí.
Los criterios manejados en la dictadura son:
el fin perseguido (dictaduras revolucionadas, conservadoras, reaccionarias, modernizadoras) y las características de la élite dominante, según el tipo de reclutamiento (dictaduras militares, políticas, burocráticas) o la forma de distribución del poder (dictaduras personales, oligárquicas).
La Dictadura se caracteriza por:
1. La falta de control democrático en la gestión pública.
2. Una ausencia de división de poderes,
3. Una propensión a ejercitar arbitrariamente el mando en beneficio de la minoría que la apoya.
4. La inexistencia de consentimiento por parte de la población
5. La imposibilidad de que a través de un procedimiento institucionalizado la oposición llegue al poder.
Los gobiernos autoritarios, totalitarios y dictatoriales se establecieron en los siglos XIX y XX, en todo el mundo. La dictadura es el régimen que ha persistido hasta el presente.
Generalmente las dictaduras han surgido en momentos de crisis política y económica para hacer frente a movimientos revolucionarios de origen popular que representan un peligro para los intereses de las clases privilegiadas.
Origen de la Dictadura
La dictadura tiene su origen en la magistratura extraordinaria de la Antigua república romana, El Senado romano en casos de guerra o estados de emergencia dotaba a un hombre de poderes absolutos durante un periodo de tiempo determinado sin que por ello quedase derogado el ordenamiento político y jurídico existente.
La dictadura nació, al parecer a propuesta de Tito Larcio, quien fue además el primero en ejercer el cargo.
El magistrado supremo recibía los nombres de "dictador" y "senador del pueblo" y ejercía su autoridad por espacio de seis meses a lo sumo, período en el que quedaban en suspenso todos los procedimientos ordinarios. Nadie podía criticar, censurar ni discutir las órdenes del dictador.